Esta historia debe comenzar en 1989 año en que Milli Vanilli logró su gigantesco éxito de ventas con el álbum “Girl you know it’s true” con el que lograron vender siete millones de copias en Estados Unidos y 30 millones de sencillos del tema que titulaba el álbum y fueron nominados al Grammy como mejor nuevo acto, además de lograr poner en los primeros lugares de popularidad 5 sencillos del mismo álbum. Todo para que días antes de la entrega de los Grammy se descubriera que realmente los tipos que salían en los videos estaban doblando, y que toda la farsa había corrido por cuenta de un productor alemán que desenterrando la raíz misma del pop había encontrado el éxito inmediato. Todo el suceso se convirtió en la más grande muestra de lo que se podía esperar del pop. La más sucia artimaña para lograr vender discos, contratar dos modelos y ponerlos a doblar sobre unas pistas de simpleza extraordinaria y de belleza indudable. Un suceso con el que la década de los ochenta quedaba oficialmente cerrada y maldecida. Milli Vanilli logró resumir todas las taras del pop y de paso le mostró al mundo de manera vehemente que el éxito no se logra con talento sino con maña. Si bien el doblaje no fue un invento de este avezado productor, fue con su idea que se metió dentro del inconsciente colectivo y le hizo ver a muchos las gracias del invento. Entre ellos a unos inocentes pequeñuelos que en ese entonces veían atónitos las reveladoras imágenes donde la pista de los Vanillis se congelaba en la mitad de un concierto y ellos quedaban expuestos al más delirante escarnio público. Ellos hoy rebautizados como K-profezor, Lady M y Ghetto Agapo son las fichas claves de Rec Made, una de las más intrincadas propuestas de la escena bogotana. Esta nueva propuesta musical retoma la desfachatez de la época Vanilli y la recrea al ritmo retumbante de la música de discoteca. Su propuesta, por momentos delirante, parece una sesuda disertación acerca del pop, depurando los elementos que trascienden la música pura y concentrándose en todo lo demás: la puesta en escena, el blin blin, la producción desmedida de discos y obviamente el play back. Sin una noción de música muy amplia y sin mayores conocimientos de producción, estos muchachos han construido una impresionante producción discográfica que ya va por el tercer disco, un enorme catalizador que sirve para recrear a manera de diario la intensa actividad creativa de sus integrantes. Sin importar para y porqué grabar, ellos lo hacen día a día, mes a mes, atesorando nuevas composiciones, recreando antiguas y construyendo sobre pistas callejeras una nueva forma de aproximarse al sonido disco. Un escucha casual podría fácilmente percatarse de la deficiente calidad sonora y sobre esta base cerrar de inmediato cualquier aproximación futura al grupo. Pero la cosa va más allá de la calidad del audio, es más bien una aproximación tangencial al punk, sin querer sonar punk. Convierten en punk todo lo que tocan, desde el house más despelucado hasta una balada romántica rapera, todo suena áspero, agreste y sucio. Sin dejar de tener un encanto y una magia sin igual. ¿Dónde radica la magia dentro de la producción recmediana? Sin duda en la improvisación que por cuestiones operativas es imposible de realizar en vivo ya que todas las canciones son dobladas. Así que sólo puede darse dentro de la grabación, donde cada detalle es cuidadosamente improvisado. En cada género que exploran y en cada canción que componen prima ante todo la improvisación, haciendo que este ambiente se extienda sobre toda la producción del grupo. Esta inclinación hace que cada tema desafíe las reglas del género, si bien ellos tocan una enorme cantidad de ritmos populares, su poco ortodoxa forma de composición hace de cada pieza una experiencia sonora sin par, esto sumado a una devoción inmensa por The Residents hace que el género sobre el que supuestamente está hecho la canción sea sólo una excusa para fabricar algo nuevo encima.
La mayor parte de los temas son ritmos discotequeros sobre los que se rapea o se canta con una cantidad infinita de efectos, lo que hace que finalmente quede una extraña sensación de que aunque se escuche un reggaeton de fondo y se llame recmetton pues nadie esté completamente seguro de la autenticidad del género. Para entender más la cosa, podríamos aproximarnos al concepto de falsificación, práctica que encierra de manera vehemente el sonido del grupo. Veamos ahora cómo son las cosas en el estudio de grabación. La mayor parte de las grabaciones son hechas con guitarra, bajo y micrófono, conectados directamente a una cpu y programas caseros de edición de audio; algunas pistas son fabricadas minuciosamente y otras simplemente sacadas de cedes callejeros, lo demás es pura diversión, sesiones extensas de grabación y de improvisación donde luego de horas de trabajo siempre sale lista una canción nueva en una versión casi definitiva. Luego de este primer proceso viene el momento de presentar las canciones en vivo, para tal efecto se “ensayan” los temas, las coreografías y se confeccionan los disfraces, que es otro de los ejes primordiales del grupo. Y luego, el gran momento, el show en vivo, los temas son reproducidos por una unidad de cede común y los chicos hacen su mejor esfuerzo para captar la atención de un publico siempre en shock, siempre atónito ante el despliegue de energía pop, siempre preguntándose de dónde salieron estos muchachos, siempre haciendo la eterna pregunta de si la cosa va en serio o no. Se puede ver a Ghetto Agapo exhibiendo una flacura famélica en un estado de éxtasis enloquecido, meneando una larga melena y exhibiendo un bigote postizo. Mientras Lady M parada como una muñeca de porcelana hace un clásico baile de hula hula, parada en unos tacones que dan vértigo, dando uno de los más desfachatados espectáculos de la capital. El play back es siempre evidente pero no importa, porque nadie le está poniendo atención, nadie les puede quitar los ojos de encima porque se comen el escenario con una actitud que deslumbra hasta al carácter más recio. Hacen coreografías que no concuerdan, pasos intrincados, contorsiones, perrean, se despelucan y sudan. Y cuando cada tema se acaba pues Ghetto se apropia de una personalidad de actor porno y con la voz mas seductora que su garganta puede emitir presenta el siguiente tema siempre con una mirada desafiante al público femenino. Todo esto mezclado con el carácter falsario de sus composiciones, hace que el público no sepa qué pasa, algunos atónitos se deshacen en gritos de júbilo, otros simplemente prefieren el silencio y piensan que les están jugando un mal chiste. El concierto termina y dentro del público deambula Rec Made conservando aún sus disfraces haciendo que una fiesta normal se transforme en una pequeña feria de excentricidades.
La mayor parte de los temas son ritmos discotequeros sobre los que se rapea o se canta con una cantidad infinita de efectos, lo que hace que finalmente quede una extraña sensación de que aunque se escuche un reggaeton de fondo y se llame recmetton pues nadie esté completamente seguro de la autenticidad del género. Para entender más la cosa, podríamos aproximarnos al concepto de falsificación, práctica que encierra de manera vehemente el sonido del grupo. Veamos ahora cómo son las cosas en el estudio de grabación. La mayor parte de las grabaciones son hechas con guitarra, bajo y micrófono, conectados directamente a una cpu y programas caseros de edición de audio; algunas pistas son fabricadas minuciosamente y otras simplemente sacadas de cedes callejeros, lo demás es pura diversión, sesiones extensas de grabación y de improvisación donde luego de horas de trabajo siempre sale lista una canción nueva en una versión casi definitiva. Luego de este primer proceso viene el momento de presentar las canciones en vivo, para tal efecto se “ensayan” los temas, las coreografías y se confeccionan los disfraces, que es otro de los ejes primordiales del grupo. Y luego, el gran momento, el show en vivo, los temas son reproducidos por una unidad de cede común y los chicos hacen su mejor esfuerzo para captar la atención de un publico siempre en shock, siempre atónito ante el despliegue de energía pop, siempre preguntándose de dónde salieron estos muchachos, siempre haciendo la eterna pregunta de si la cosa va en serio o no. Se puede ver a Ghetto Agapo exhibiendo una flacura famélica en un estado de éxtasis enloquecido, meneando una larga melena y exhibiendo un bigote postizo. Mientras Lady M parada como una muñeca de porcelana hace un clásico baile de hula hula, parada en unos tacones que dan vértigo, dando uno de los más desfachatados espectáculos de la capital. El play back es siempre evidente pero no importa, porque nadie le está poniendo atención, nadie les puede quitar los ojos de encima porque se comen el escenario con una actitud que deslumbra hasta al carácter más recio. Hacen coreografías que no concuerdan, pasos intrincados, contorsiones, perrean, se despelucan y sudan. Y cuando cada tema se acaba pues Ghetto se apropia de una personalidad de actor porno y con la voz mas seductora que su garganta puede emitir presenta el siguiente tema siempre con una mirada desafiante al público femenino. Todo esto mezclado con el carácter falsario de sus composiciones, hace que el público no sepa qué pasa, algunos atónitos se deshacen en gritos de júbilo, otros simplemente prefieren el silencio y piensan que les están jugando un mal chiste. El concierto termina y dentro del público deambula Rec Made conservando aún sus disfraces haciendo que una fiesta normal se transforme en una pequeña feria de excentricidades.
por: EL CULEBRO